Barcelona

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Un paseo modernista

Por Francisco Fontano Patán

barcelona2La fila para entrar se extiende por toda la calle, y al verla no cabe duda de que habrá que armarse de paciencia para entrar. Mientras se espera hay tiempo para platicar con otros turistas que la suerte colocó a nuestros lados, o para capturar en foto una fachada que se puede contemplar por horas sin acabar de ver todos sus detalles.

Se podría pensar que no hay necesidad de perder el tiempo en la cola, ni de agobiarse con la presencia de cientos que rebasan la capacidad del edificio. Después de todo, Barcelona tiene muchísimo que ofrecer y el tiempo del viaje no alcanza para agotarla. ¿Por qué entonces dedicar ese tiempo a un edificio que ni siquiera está terminado? Simplemente porque estamos ante un símbolo y no visitarlo sería como nunca haber estado en la ciudad condal, se trata de La Sagrada Familia.

Diseñada por Antoni Gaudí, la iglesia es la mayor atracción turística de España, eclipsando incluso al Museo del Prado en Madrid o a la Alhambra de Granada, y es la construcción más importante del modernismo catalán: un estilo arquitectónico derivado del Art Noveau, que llegó a Cataluña arropado por un renacimiento del nacionalismo local, convirtiéndose en un elemento presente en decenas de ciudades. La Sagrada Familia no es más que un punto de partida para maravillarse con las caprichosas formas modernistas en cada rincón de la ciudad.

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Barcelona reinventada
Al fondo de los 350 metros del Passeig Lluis Companys se extiende el parque de La Ciudadela, para llegar a él se cruza un enorme arco del triunfo hecho de ladrillo rojo, cubierto con frisos que rinden homenaje a las ciencias y a las artes. Se trata de un monumento que, contrario a otros similares, celebra los verdaderos triunfos de la humanidad, el progreso, la paz y la felicidad, en lugar de los horrores de la guerra. Engalanando el paseo con su figura de ladrillo rojo, el arco fue diseñado para la Exposición Universal de 1888, evento que modernizó la ciudad, colocándola desde entonces a la vanguardia de España e iniciando la relación de Cataluña con el modernismo.

Monumentos a la historia y al progreso humano adornan toda la ciudad

El parque de La Ciudadela fue la sede principal de la exposición y hoy es uno de los lugares de paseo predilectos en la urbe. Tras sus puertas se pueden ver varios edificios construidos entonces, que muestran los primeros ejemplos de este estilo artístico: el Castillo de los Tres Dragones, el Hibernáculo
y el Museo Martorell. Décadas después, estos sobrios edificios darían lugar a las más arriesgadas y conocidas formas arquitectónicas.

La historia de Barcelona inspira el arte y la arquitectura en sus calles,
plazas y museos

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Al parque lo reviste un enorme simbolismo, pues remplazó una antigua fortaleza militar construida por los primeros bombones para someter a un pueblo que se negaba a ser gobernado por ellos. Construir esa Ciudadela, que dio nombre al parque, implicó demoler una tercera parte de la ciudad, dejando sin casa a miles. Para los barceloneses de hoy es muy significativo que ese símbolo de opresión se haya convertido en un espacio de libertad.

A corta distancia de La Ciudadela, otro edificio modernista se relaciona con esta historia. Se trata del Mercado del Borne, cuya estructura de hierro forjado es un diseño de Antoni Rovira I Trias, también autor del mercado modernista en el barrio de Sant Antoni.

Desde 1971 el edificio perdió su uso mercantil, pero durante una renovación en 2002 se descubrió que en su subsuelo se encontraban los cimientos de aquella ciudad demolida por Felipe V. Hoy ha sido habilitada como un centro cultural en donde se explora a detalle todo lo ocurrido en aquel momento fatídico para Barcelona. Los objetos de uso cotidiano enterrados por siglos, nos cuentan cómo se vivía hace tres siglos en un par de exposiciones envolventes.

El art nouveau te envolverá en cada rincón de la urbe

barcelona5El parque de Gaudí
La salamandra de coloridos mosaicos que decora la entrada al Parque Güell es otro símbolo barcelonés. El reptil, que decora las postales de la ciudad y las fotos de todos los visitantes, no es sino una pequeña parte de un lugar donde cada detalle refleja el genio de Gaudí, cuya arquitectura de formas onduladas y cubierta de cerámica quedó impresa en cada edificio, pasillo y plaza del lugar.

El parque estaba originalmente planeado para ser un vecindario de clase alta, donde la burguesía pudiera escapar de la contaminación de la ciudad y disfrutar de las vistas y la vegetación, en lo que a inicios del siglo XX era un área apartada. Pero el alto costo de las parcelas condenó el proyecto al fracaso, pues sólo dos personas compraron una propiedad. A pesar de que el propio Gaudí se mudó a una residencia, el plan fue cancelado.

La popularidad del lugar, que se encuentra entre los cuatro más visitados de Barcelona, provocó que en 2014 perdiera su carácter gratuito. Ahora es preciso pagar ocho euros y, de preferencia, hacer reservación para asegurar la entrada a la zona monumental, que tiene un cupo limitado cada hora. Sin embargo, no todo el parque está restingido. En su punto más alto se puede alcanzar un calvario antiguamente destinado a ser la capilla del vecindario. Hoy es uno de los muchos miradores que permiten contemplar la capital catalana desde los montes que la rodean.

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Casa de los 3 pinchos. Foto por Francisco Fontano Patán

El legado de Domènech
Antoni Gaudí es el nombre más reconocido del modernismo, pero sería injusto ignorar el trabajo de otros grandes arquitectos que, si bien no alcanzan su fama, sí están a la altura de su talento. El principal de ellos es Lluis Domènech i Montaner, responsable de dos de las obras más magníficas de la ciudad, ambas patrimonio de la humanidad.

El Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, reinaugurado en 2014 tras una profunda restauración, es el conjunto de arquitectura modernista más grande de la urbe. Planeado para ser el principal hospital de la ciudad, se compone de 13 edificios originales, a los que se suman otros seis, levantados por el hijo de Domènech a partir de 1930.

Desde 2009, un nuevo hospital arrebató al conjunto su función original. Hoy, al cruzar el edificio de administración, coronado por una puntiaguda torre, las antiguas instalaciones no están sino para el disfrute de su belleza. El trabajo de Domènech fue también reconocido en el Palacio de la Música Catalana, uno de los más importantes recintos culturales de Barcelona. Su sala de conciertos encanta con las notas de los instrumentos las noches de conciertos, y con la magnificencia de los vitrales de su sala principal, que abre a los visitantes cada mañana.

El Eixample
Barcelona solía estar amurallada, pero en el siglo XIX sus paredes fueron derrumbadas, tanto en aras de la expansión de una ciudad cuya población aumentaba, como para permitir el paso de corrientes de aire y crear así condiciones más salubres.

Al norte de las antiguas murallas se extendían unas llanuras que separaban la ciudad de las poblaciones de los alrededores y que fueron urbanizadas en un ambicioso proyecto, encabezado por Ildefonso Cerdá. El llamado Eixample, o Ensanche, quedó caracterizado por sus amplias avenidas y manzanas octagonales. Se trabajó en él durante décadas, las cuales coincidieron con el auge del modernismo. Hoy es uno de los vecindarios con mayor presencia de este estilo, reflejado en multitud de edificios públicos y privados cuya visita guía los pasos por esta zona.

barcelona1Partiendo de Plaza Cataluña, centro neurálgico de la ciudad, algunos de los más icónicos ejemplos de esta arquitectura se encuentran sobre el Paseo de Gracia.

Es especialmente famosa la Manzana de la Discordia, donde tres casas, cada una diseñada por un connotado arquitecto, luchan por la atención de la gente. La historia dice que los responsables tenían una profunda rivalidad profesional y que trataron de opacar la obra de sus vecinos, siendo la consecuencia un rincón privilegiado por la belleza de las obras. Los tres edificios son las casas Amatller, Lleó Morera y Batlló; diseñadas por Puig i Cadafalch, Domènech y Gaudí, respectivamente.

Sobre la misma avenida la Casa Milá, mejor conocida como La Pedrera, es otro ejemplo de una vivienda modernista. Está abierta al público desde 1987, es posible conocer tanto los patios centrales del condominio como un departamento que permite imaginar lo que es vivir dentro de una obra de arte. La visita termina en la azotea, famosa por sus escultóricas chimeneas.

El Paseo de Gracia conserva más edificios notables en toda su extensión, hasta concluir al norte de la Avenida Diagonal, donde la Casa Fuster destaca en un fotogénico rincón al fondo de un espacio ajardinado. Este edificio de columnas blancas fue convertido en hotel en 2004, por lo cual ofrece la posibilidad de pasar la noche dentro de un patrimonio cultural.

Un último referente es la Casa de los Pinchos, por las seis torres puntiagudas que la coronan. Se localiza sobre Avenida Diagonal y a no mucha distancia de La Sagrada Familia, primer edificio que visitamos. Mucho se ha visto, pero apenas comenzamos. El modernismo aparece sin buscarlo tanto entre las multitudes de Las Ramblas como en el lejano Tibidabo, disfrutarlo es disfrutar Barcelona.

Guía para tu viaje


¿Cómo llegar?
A pesar de que Barceolona tiene el aeropuerto con mayor tráfico de España, no existen vuelos directos desde México. Es necesario hacer escala en Madrid, en otra ciudad europea o en los aeropuertos de Estados Unidos.

Moneda e idioma
Se utiliza el euro y en la ciudad se hablan catalán y español. Visado Sólo se requiere pasaporte vigente por tres meses.

Aeropuerto y aerolíneas
Localizado en el municipio de El Prat, el aeropuerto está a 12 kilómetros de Barcelona y recibe vuelos de Air Europa, Iberia, Aerolíneas Argentinas, Air France, Alitalia, American Airlines, Avianca, British Airways, KLM, Lufthansa, United Airlines y Tap Portugal, entre muchas otras.

¿Qué comer?
Para atender a los millones de turistas hay muchos locales con platillos típicos de toda España. Pero lo mejor es probar la gastronomía propiamente catalana con productos como el pa amb tomàquet, los calçots, la escalivada, el xato, los caracoles en salsa o la crema catalana.

¿Qué visitar?
Sagrada Familia, Carrer de Mallorca #401, abierta todos los días de 09:00 a 18:00 de noviembre a febrero; de 09:00 a 19:00 en marzo y octubre y de 09:00 a 20:00 de abril a septiembre.
Parque Güell, Carrer d’olot s/n, abierto de 8:30 a 18:00 entre el 27 de octubre y el 23 de marzo y de 08:00 a 21:30 del 24 de marzo al 26 de octubre.
La Pedrera, Carrer de Provença #261-265, abierto de 09:00 a 18:30 entre noviembre y febrero, y de 09:00 a 20:00 de marzo a octubre.
Hospital de Sant Pau, Carrer de Sant Antoni Maria Claret #167, abierto de 10:00 a 16:30 entre noviembre y marzo, y de 10:00 a 18:30 de abril a octubre; todos los domingos de 10:00 a 14:30.

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