Por Alejandra Prieto
Solemos dar por hecho funciones de nuestro cuerpo que nos permiten hacer de nuestra vida cotidiana algo natural y que no nos ocupa demasiada atención, sin reparar que en ocasiones estas funciones merecen de ciertos cuidados para continuar marchando de manera adecuada.
¿En alguna ocasión te das tiempo de pensar quiénes te permiten admirar todo aquello que te rodea y te permiten capturar aquello que deseas forme parte de tus futuros recuerdos? ¡Claro! Son tu ojos. Órganos encargados de albergar el sentido de la vista, misma que nos permite conocer y relacionarnos con nuestro entorno.
¿Y cómo cuidarlos? Precisamente, como nuestros ojos se encuentran constantemente expuestos a una serie de cambios ambientales como es la luz del sol, la temperatura, la humedad, la contaminación, la sequía, entres otros es necesario protegerlos al adquirir buenos hábitos para mantenerlos sanos.
Un ejemplo claro es exponernos constantemente a la luz del sol y a los rayos UV, que con el paso de los años pueden perjudicar los ojos, manifestándose el daño por medio de la aparición de cataratas y otras condiciones delicadas.
Es por esto que, tanto en nuestra vida cotidiana como en las vacaciones, es recomendable portar lentes de sol. Se sugiere que al comprarlos nos aseguremos de que estos tengan una etiqueta que especifique que bloquean el 99 % o el 100 % de los rayos UVB y UVA. Aún con gafas oscuras, es importante evitar ver directamente al sol, ya que los rayos son muy fuertes y pueden dañar la retina en particular.
En relación a los aparatos digitales como la computadora y los teléfonos celulares, debemos moderar su uso, siendo necesario que nos regulemos y cada determinado tiempo tomemos un descanso de los mismos. Otra sugerencia es evitar su luz cuando estamos a oscuras, pues además de cansar a los ojos e interrumpir el ciclo del sueño cuando dormimos, modifica la graduación ocular.
Dormir sin luz hasta lograr un profundo descanso; colocarnos compresas frías o rodajas de pepino para deshinchar los párpados, son ideas para mantener a nuestros ojos en buen estado y evitan la fatiga ocular.
Ya sea que usemos lentes de armazón o de contacto, ambos requieren de cuidados especiales. Los primeros debemos limpiarlos varias veces al día con una franela y un líquido especial para vidrios con aumento; los segundos, requieren un poco más de mantenimiento, esto quiere decir que debemos lavarlos y lubricarlos con alguna solución salina, siempre revisando las indicaciones impresas en el frasco según la marca que se elija. Lavar regularmente el recipiente en el que los guardamos y ponerlos a reposar en su líquido al llegar la noche también es necesario, no se recomienda dormir con ellos. Actualmente, existen diversidad de kits de viaje que contienen frascos con soluciones y artículos de higiene para mantener a nuestros lentes en el mejor estado. Al nadar debemos utilizar goggles, el agua de las albercas contiene cloro que irrita y lastima los ojos. Si utilizamos bronceador o protector solar hay que evitar el contacto con los párpados y en caso de que algún químico se introduzca en éstos hay que lavar bien la zona y asegurarnos de que no quede ningún residuo adentro de los ojos. Si utilizamos una crema humectante para las arrugas y líneas de expresión para contorno de ojos, hay que asegurarnos que no seamos alérgico a sus ingredientes.
Finalmente, visitar al oftalmólogo u optometrista regularmente es una decisión acertada, puede que necesitemos lentes de aumento o cambiar la graduación, lo que nos permitirá ver mejor. Inclusive, gracias al avance de la tecnología y la medicina, hoy en día existen diversas opciones de cirugías para corregir casos de miopía y astigmatismo y que conllevan una pronta recuperación.
Regalemos a nuestros ojos el autocuidado y la prevención que se merecen, brindémosles más atención y otorguémonos el placer de seguir admirando al mundo y sus maravillas.•