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© Cecilia Avila
Kinkaku-ji, el Templo del pabellón dorado, ejerce una fascinación en los cientos de visitantes que recibe diariamente
Desde Nijo es rela vamente fácil llegar a Kinkaku-ji o Templo del pabellón de oro, uno de los monumentos históricos más famosos de Kioto. La construcción del templo comenzó en 1397, durante el shogunato de Muromachi (1333-1573). Aunque el edi cio actual es una réplica –el templo original fue incendiado por un monje en 1950–, es fácil entender la fascinación que ejerce en los cientos de visitantes que recibe diariamente. Es un si o sagrado para el budismo japonés, pues con ene reliquias de Buda (supuestamente sus cenizas).
Esa noche me encontré con Aurelio Asiain, un escritor mexicano que vive en Japón desde hace más de 10 años. Recorrimos las calles del distrito de Gion y Pontochō, barrios famosos por su asociación con las geishas. Era poco probable que nos topáramos con una, nos comentó Aurelio, pero después de un rato, vimos a una geisha caminando a paso apresurado.
Contentos por el hallazgo, nos dirigimos a un bar tradicional japonés (izacaya). El nombre signi ca “ enda de sake”, pero también se pueden pedir alimentos. Lo tradicional es ordenar dis ntos pla llos y compar rlos, al empo que se disfruta de un vaso de sake o de shōchū, otra bebida alcohólica tradicional que ha cobrado mucha popularidad en los úl mos años.
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