Page 79 - Viajero-Ejecutivo-18
P. 79

© carlo ricarte
© carlo ricarte
las límpidas aguas del adriático, y el sonido de las cigarras y el graznido de los cuervos se mezclan con el tranquilo romper del agua en las rocas.
Entre el verde de los árboles y los matices azules del océano, uno tie- ne que decidirse por el nado, la navegación o la caminata por el bos- que. Opté por tomar una bicicleta para recorrer el parque, el pulmón de la ciudad que, sin duda, constituye uno de los lugares más impor- tantes de la vida social de Split.
En mi recorrido vi personas de todas las edades ejercitándose y prac- ticando distintos deportes, como waterpolo, natación, basquetbol, futbol, jogging y tenis. Al llegar a la playa Bene, me detuve para obser- var varios grupos de hombres mayores que jugaban un extraño juego con pelotas de hierro, parecido al pétanque, que se practica en el sur de Francia. Obligado por el calor y seducido por lo cristalino del agua, me refresqué en el mar rodeado de pinares. Después conocí otras pla- yas, todas de piedra y rocas, muy limpias, de agua translúcida, muy concurridas, pero de gran encanto.
Sensaciones
La huella del emperador es imborrable, pero más allá de las murallas de la ciudad antigua, el espíritu del mediterráneo seduce todos los senti- dos. En el Paseo Marítimo (Riva) los ciudadanos y huéspedes se reúnen en los diversos bares, restaurantes o cafés para comer y beber frente al espectáculo del mar y la belleza del muelle, que mece apaciblemente las pequeñas embarcaciones.
A lo largo de la Riva iba escuchando una lengua de la que nada enten- día, sólo percibía la alegría de la gente, la música en vivo que venía de
distintos rincones, el olor a lavanda que emanaba de los puestos que vendían la aromática  or en todas sus posibles variantes. Después lo- calicé el colorido mercado (pazar), donde se pueden hallar los diversos productos regionales, frutas frescas, verduras y  ores. No pude dejar de probar los típicos sabores del mediterráneo que en Split son de la mejor calidad: el prosciutto de Dalmacia (dalmatinski pršut), el aceite de olivo, la gran variedad de vinos, el sinfín de platillos preparados a base de higos y las tradicionales galletas paprenjak, que me sorprendie- ron con su peculiar mezcla de miel y pimienta negra.
Como es de suponer, las delicias del mar son exuberantes, frescas y se pueden disfrutar aderezadas con las abundantes hierbas aromáticas que crecen en la zona. La pescadería, que se halla dentro de la ciudad antigua, es digna de mención, porque reúne la muy peculiar caracterís- tica de Split, que es la convivencia de los espacios.
Amanece muy temprano en la pescadería y se vende lo que cada día provee el mar, especialmente las sardinas. Por la noche el recinto queda pulcro –aunque el olor de mar es imborrable–, y en donde colgaban pescados, ahora cuelgan pinturas o fotografías que se vinculan con la remota tradición marítima de Split. La pescadería se transforma en res- taurante de alta cocina y galería de arte. En la fusión advertí un discreto monumento al océano que sólo sería posible en ésta ciudad costera del adriático, cuya historia completa está ligada al mar.
Por todo eso y más, Split es fascinante como destino. Pero también es punto de partida para comenzar otro viaje hacia el conjunto de las grandes islas de Dalmacia, que están ubicadas una junto a la otra, y cada una es más hermosa que la otra. •
Las delicias del mar son exuberantes, frescas y se pueden disfrutar aderezadas con las abundantes hierbas aromáticas que crecen en la zona
Viajero Ejecutivo • 77


































































































   77   78   79   80   81