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© FOTO: CORTESÍA CARLOS DE LA CRUZ Amritsar: un lugar donde lo común es extraordinario y lo mís co y religioso se fusionan
Al llegar a la puerta puse sobre una gran mesa de inspección mi mochila, el guardia comenzó a hurgar dentro de ella. No supe si en verdad buscaba algo o solamente era un procedimiento de ru na. Mientras lo hacía, pla caba con su compañero que estaba justo a un lado de él, sus ojos nunca se internaron en el oscuro fondo del bolso. Fue necesario dejar mi calzado en un lugar asignado para poder cruzar un pequeño charco con agua y lavar mis pies. Una vez limpios, me fue entregado un pañuelo para cubrir mi cabeza. Tanto sijes como cualquier otro visitante deben tapar su cabeza en signo de respeto antes de ver el Granth Sahib.
En el centro del pa o encontré el famoso y mís co Harmandir Sahib rodeado por una gran pileta con agua. En la orilla se hallaban decenas de sijes contemplando aquella balsa de oro  otando sobre el mar de oscuridad. Su construcción comenzó a  nales del siglo XVI por instrucción del Gurú Ram Das –el cuarto de los 10 gurús sijes–, para 1604 la obra estaba terminada y en funcionamiento. Su cúpula, cubierta con más de 700 kg de oro, es fascinante, y su brillo no se
le escapa a la memoria de ningún viajero. La  gura que forma esta estructura arquitectónica es la de la  or de loto inver da, símbolo de los devotos de la religión.
El exterior del edi cio está trabajado minuciosamente desde el bloque de mármol incrustado en el piso, hasta el úl mo  nial. El 70% del exterior está cubierto por delgadas capas de oro que fueron trabajadas con un cuidado artesanal impecable. Similar a muchas otras construcciones ubicadas en la región, el Harmandir es una mezcla de la arquitectura rajput y mogol. Percy Brown –reconocido historiador y arqueólogo británico– de nió la arquitectura sije como parte de la etapa tardía en la arquitectura mogólica.
Las  guras rebuscadas y casi perfectas hacen trazos hasta la parte superior del domo. Ahí se pierden entre los ornamentos dorados y el brillo que deslumbra la vista de los  eles y visitantes. El exterior está cubierto por planchas doradas donde se fusionan las  guras decora vas de  ores con breves líneas del Granth Sahib. La  or de loto, elemento arquitectónico común en las construcciones del Punjab, se encuentra en casi todos los remates, esquinas y rincones del edi cio. La gente sale por tres puertas adicionales recorriendo sus manos sobre estas  guras que han retado al  empo y al clima desde que fueron labradas.
Para llegar al centro de aquel gran cuerpo de agua, crucé un ancho camino hecho de mármol blanco y negro. La  la era interminable y apenas avanzaba un par de pasos mientras a mi alrededor escuchaba plegarias y palabras que no entendía. Conforme me fui acercando, el sonido de los instrumentos comenzaron a integrarse junto con las voces
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